“Nuevas fuerzas”

“Nuevas fuerzas”

 

INTRODUCCIÓN

¡Qué bien se siente cuando bendecimos a otros! Sin embargo, a veces esperamos una recompensa que pareciera no aflorar. Esto va trayendo un poco de desánimo y hasta diluye la esperanza. Sin embargo, hoy hablaremos de lo importante de no desmayar, de no dejar de creer sino recibir las nuevas fuerzas de Dios.

 

DESARROLLO

El tiempo de calidad que le dedicamos a las personas no queda en la nada, sino que queda registrado en el libro de las obras de Dios. A Él no se le escapa nada. Aunque otros no lo vean o no lo valoren, Dios siempre lo tiene presente. Es por eso que a pesar de las reacciones que recibamos de las personas, vale la pena seguir siendo de bendición.

 

La vida cristiana es aprender y recibir del Espíritu Santo, así como también ser de bendición para los demás. Somos llamados a transmitir el amor de Dios.

 

El evangelio es la respuesta a cada necesidad

Cuando Jesús entra a una vida, trae felicidad. Aunque los problemas no desaparezcan del todo, lo que trae el cambio, es la actitud del corazón y la fe puesta en marcha.

 

En Isaias 40:28-30 la Biblia nos enseña que Dios no se cansa como nosotros, su inteligencia es mayor de lo que podamos imaginar. Su poder ha creado todo lo que existe y es quien desea darle fortaleza a los débiles y a los que piensan que ya no tienen más fuerzas para continuar. Dios les da nuevas fuerzas a los débiles y cansados y los que confían en Él van a tener siempre nuevas fuerzas.

 

El ser humano por más vital que sea tiende a cansarse. Sin embargo, es necesario que no nos cansemos de hacer el bien, de perdonar, de ser una buena persona porque a su debido tiempo, obtendrás tu recompensa. ¡Dios no se cansa de ti! Pues, cada día renueva sus misericordias y su pacto de amor hacia tu vida.

 

La fatiga del alma

El cansancio verdadero no es el físico, dado por las muchas ocupaciones sino la fatiga del alma. Cuando hay heridas del corazón, las fuerzas físicas menguan y la esperanza se opaca. Y si no lo sanamos, este desgaste se lleva consigo a todas partes. Es el caso de cuando nos vamos de vacaciones e incluimos en las valijas también las discusiones o preocupaciones de nuestra casa. La distancia no resuelve las heridas del alma, sino que necesitamos del renuevo que solo el Espíritu Santo puede darnos.

 

Aunque estemos llenos de actividades, estudios y aún tribulaciones, si tenemos comunión con Dios, entonces tendremos también paz, ganas de vivir y fuerza interior.

 

Jesús dijo: “Si alguno está cansado, venga a mí que lo haré descansar” (parafraseado). Él da nuevas fuerzas al que decide dejarle las cargas en sus manos. Cuando venimos a la casa de Dios es cuando podemos ser renovados y recibimos una nueva palabra y una nueva esperanza.

 

El verdadero descanso viene por buscar tener un pensamiento renovado, el cual viene por la revelación de Jesús a nuestra vida y por la transformación que se produce al darle lugar al Espíritu Santo.

 

Ser “evangélico” no es solamente entrar a una determinada iglesia o cambiar de religión, sino más bien es disfrutar de una relación de amor con nuestro Creador. Dios hizo todo lo que existe, ¿cómo no confiar en que Él tendrá poder para cambiar tu vida?

 

El Creador sabe cómo darte nuevas fuerzas

Para entenderlo mejor, podemos recordar esa historia de los tiempos de los primeros autos antiguos, los que se caracterizaban por su color negro y se paseaban hace tantos años. Cuenta el relato que venía paseando en su flamante auto un joven hasta que de repente el mismo dejó de funcionar y tuvo que detenerse a un costado del camino. Levantó la tapa del motor y comenzó a inspeccionarlo para ver si podría reparar el daño. A los pocos minutos, se detuvo un anciano, muy mayor, a su lado y le ofreció ayuda. El joven, con mucho respeto pero con poca fe en la capacidad del sonriente señor, le agradeció pero continuó tratando de resolver el inconveniente por su propia cuenta. Así pasaron varias horas hasta que el dueño de su flamante auto, decidió darse por vencido. Así fue como el anciano le volvió a ofrecer su ayuda, a lo que el joven, como no tenía nada más que perder, decidió dejar que probara suerte. Las indicaciones del señor fueron muy precisas y al cabo de dos minutos exactos, el auto negro volvió a funcionar. El joven muy sorprendido le preguntó al anciano: ¿Pero Usted, quien es? ¿Cómo es que sabe tanto de estos aparatos modernos? El anciano con una sonrisa le respondió: Soy Henry Ford, yo he fabricado su auto. ¿Cómo no poder repararlo?

 

Todos tenemos fallas y cuestiones que resolver, y a menudo intentamos hacerlo por nuestra cuenta, cuando en realidad tenemos a nuestro Creador ofreciéndonos su poderosa ayuda. Dios siempre está dispuesto a darte una palabra de ánimo y una guía que te encamina siempre hacia la victoria. Es quien más te ama y quien lo ha dado todo por amor a ti.

Dios hoy, a través de su Palabra nos dice que Él ha sido el primero en amarnos y en abrirnos el camino hacia la salvación. Es por eso que debemos permitirle que nos enseñe el camino por el que debemos andar. No hay mejor guía que levantarse a la mañana y pedirle consejo al Señor de nuestra vida. El saber por dónde ir, trae descanso. Su Palabra es como medicina que trae paz y renuevo aun en medio de las peores tormentas. Siempre hay esperanza cuando nos tomamos de su mano.

 

Su deseo es darte siempre nuevas fuerzas para que puedas llegar a la meta. Él es más grande que cualquier desafío que te toque atravesar, es por eso que nada te puede detener!

 

CONCLUSIÓN

No esperes que tu entorno sea el que cambie, anímate a comenzar el cambio tú primero y verás como comienzan a manifestarse las maravillas del Señor. No te canses de hacer el bien ni de seguir creyendo que Dios es quien te ayuda en cada área de tu vida. Permítele guiarte en sus caminos porque es quien más te ama y sabe la respuesta a cada una de tus preguntas. Deja que su Espíritu Santo se manifieste en ti y renueve tus fuerzas!!

 

 

Preguntas de reflexión

  1. ¿Qué es lo que te trae desánimo?
  2. ¿Qué es lo que te renueva las fuerzas?
  3. ¿Dios sabe cómo responder tus inquietudes?
  4. ¿Cómo está tu fe y tu comunión con tu Creador?